La calabaza rellena es uno de mis postres preferidos. He elegido esta receta para ilustrar Halloween, que tantos adeptos ha ganado en los últimos años…
Halloween es la abreviación de All Hallow’s Eve (Víspera de Todos los Santos). Su origen tiene lugar hace más de 3.000 años, a raíz de la celebración del Samhain, que era la fiesta más importante del período pagano en Europa hasta la llegada del Cristianismo. En Galicia, hay un fuerte arraigo todavía: ellos llaman a este día Samaín.
El Samhain consistía en la celebración -durante los primeros días de noviembre (entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno)- del fin de la temporada de cosechas en la cultura celta (derivando del irlandés antiguo, etimológicamente quiere decir “fin del verano”) y a partir de ese momento empezaba la etapa “oscura” del año (los celtas dividían sus años en dos mitades: oscura, en octubre/noviembre, y clara, en abril/mayo). Era la etapa de transición, el “comienzo del Año Celta“, donde la fina línea entre los dos mundos se estrechaba para acercar los dos planos. Se invitaba y reverenciaba a los ancestros; se ahuyentaba a los malos espíritus… todos ellos podían traspasar de un mundo a otro en ese punto…
Con el tiempo y la llegada del Cristianismo los pueblos romanos asimilaron y adaptaron esta festividad celta… poco a poco se fueron mezclando unas con otras. Había demasiadas festividades paganas, así que el Papa Gregorio III pasó la festividad de Todos los Santos -originalmente celebrada el 13 de mayo- al 1 de noviembre, intentando de este modo aunar a los fieles. Posteriormente, el Papa Gregorio IV ordenó su carácter universal. Como fiesta mayor, había que preparar la vigilia, noche que en Irlanda tomó nombre propio: All Hallow’s Even. Su pronunciación fue derivando hasta quedar en el actual Halloween.
De Irlanda pasó a América. Y vuelve a nosotros a través del cine, a publicidad y el despliegue de medios… Aunque su tradición comenzó solamente a finales del siglo pasado.
Para ahuyentar a los malos espíritus se pasó de encender una vela por cada ser querido fallecido en la entrada de cada casa, a las máscaras, disfraces y calabazas encendidas.
Yo me quedo en todo caso con respetar a quien encienda sus velas (como hacía mi madre, creo que hasta sin saber por qué), por recordar a los míos que ya no están y por comerme la otoñal calabaza brindando por vivos y muertos… mejor rellenándola que vaciando su interior.
Elijáis lo que elijáis, ¡Que paséis todos una agradable velada!
Receta Calabaza rellena
Según la forma tradicional
Ingredientes (para 6 raciones mínimo, dependiendo del tamaño de la calabaza)
1 calabaza redonda, pequeña
1 manzana que no sea ácida (Golden, Royal…), pelada, sin corazón y cortada a trocitos
2 cucharadas de canela en polvo
Frutos secos variados crudos y sin sal, a elegir por nosotros (almendras -con piel o sin piel-, nueces, avellanas, pepitas de calabaza…)
Fruta seca -deshidratada-, también a nuestra elección (orejones -albaricoques deshidratados-, pasas, ciruelas, dátiles…)
Preparación
Lavamos la calabaza y vamos clavando un cuchillo afilado y con punta alrededor del pezón de la calabaza (la unión del rabo con la calabaza propiamente dicha), dando cuchilladas verticales y formando un hexágono o un octágono, de manera que rodeemos el pezón y con sumo cuidado procederemos a extraerlo. No digo de hacer el corte circular, porque la calabaza cruda está muy dura y nos costaría más. Por otro lado, tengamos en cuenta que el tamaño debe ser justo como mucho un dedo más grande que lo que abarca el rabo. Debe ser un tapón y no una tapa. Quedaría así:
Sacamos las pepitas con la ayuda de una cucharilla (la sopera probablemente no entrará, ni nuestra mano tampoco, aunque los dedos, sí). Una vez limpia de pepitas (todo lo que podamos) introducimos los ingredientes elegidos, alternándolos. A medio relleno, añadimos la canela y continuamos metiendo por el hueco hasta que no quepa nada más.
Tapamos con su propio tapón (el hemos conseguido a base de incisiones alrededor del pezón) y acuchillamos la calabaza por fuera (4 ó 5 cortecitos, solamente para que cuando se caliente no reviente o se nos raje y consigamos sacarla a la mesa entera).
Precalentamos el horno a 200 ºC. Envolvemos la calabaza en papel de plata e introducimos al horno durante una hora y media a dos horas, dependiendo del tamaño de la calabaza.
Dejamos enfriar y servimos a temperatura ambiente, cortando la calabaza a gajos.
Receta Calabaza rellena
Adaptación a Thermomix
2 h
Ingredientes (para 6 raciones mínimo, dependiendo del tamaño de la calabaza)
1 calabaza redonda, pequeña
1 manzana que no sea ácida (Golden, Royal…), pelada, descorazonada y cortada a cuartos
2 cucharadas de canela en polvo
Frutos secos variados crudos y sin sal, a elegir por nosotros (almendras -con piel o sin piel-, nueces, avellanas, pepitas de calabaza…)
Fruta seca -deshidratada-, también a nuestra elección (orejones -albaricoques deshidratados-, pasas, ciruelas, dátiles…)
Preparación
1.- Lavamos la calabaza y vamos clavando un cuchillo afilado y con punta alrededor del pezón de la calabaza (la unión del rabo con la calabaza propiamente dicha), dando cuchilladas verticales y formando un hexágono o un octágono, de manera que rodeemos el pezón y con sumo cuidado procederemos a extraerlo. No digo de hacer el corte circular, porque la calabaza cruda está muy dura y nos costaría más. Por otro lado, tengamos en cuenta que el tamaño debe ser justo como mucho un dedo más grande que lo que abarca el rabo. Debe ser un tapón y no una tapa. Quedaría así:
2.- Sacamos las pepitas con la ayuda de una cucharilla (la sopera probablemente no entrará, ni nuestra mano tampoco, aunque los dedos, sí). Una vez limpia de pepitas (todo lo que podamos) introducimos los ingredientes elegidos, empezando por la manzana: Metemos la manzana en el vaso de la Thermomix y cortamos 2 seg/vel 4. Sacamos y empezamos con ella el relleno de la calabaza, introduciendo todos los ingredientes, alternándolos en este proceso. A medio relleno, añadimos la canela y continuamos metiendo por el hueco hasta que no quepa nada más.
3.- Tapamos con su propio tapón (el hemos conseguido a base de incisiones alrededor del pezón) y acuchillamos la calabaza por fuera (4 ó 5 cortecitos, solamente para que cuando se caliente no reviente o se nos raje y consigamos sacarla a la mesa entera).
4.- Precalentamos el horno a 200 ºC. Envolvemos la calabaza en papel de plata e introducimos al horno durante una hora y media a dos horas, dependiendo del tamaño de la calabaza.
5.- Dejamos enfriar y servimos a temperatura ambiente, cortando la calabaza a gajos.
Me encanta que alguien le ponga algun sentido – no americano – a esta dichosa historia de halloween. Yo en 2013 voy a instaurar la fiesta del “no me gusta Halloween”… aunque tras tu explicacion, a lo mejor me lo pienso. Besos.
Quise averiguar de dónde venía la tradición… ¡qué curioso es que se tarde siglos en pasar de país en país y que en unos pocos años de la vuelta al mundo gracias a los avances tecnológicos!! Y qué curioso que la tradición original sea celta y luego perpetuada por los irlandeses, cuando -ignorante de mí- siempre pensé que venía de las Américas… Gracias por leer también las intros de las recetas y por comentar. Un beso,