Hola a tod@s, seguidores de este blog desde siempre, visitantes que tropezáis por accidente en navegación internauta, amigos lejanos que viajáis por la red porque por trabajo u otras obligaciones no podéis permitiros hacerlo en persona, curiosos que coleccionáis recetas para abastecer de novedad vuestra rutina gastronómica… Hola y bienvenid@s! Y GRACIAS por seguir en ese otro lado de esta pantalla que ahora miro, y este teclado que hoy recupero al menos por una mañana en pleno mes de agosto.
Crema de champiñones
Uno está perfecto de todo, hasta que deja de estarlo. Es mi caso: hace años que me detectaron «bruxismo»… No, no es andar a hurtadillas haciendo hechicerías y cosas de brujillas… Bruxismo es el hábito involuntario de apretar o rechinar las estructuras dentales sin propósitos funcionales (palabras textuales de Wiki). Doy fe de que es así!
Pizza vegetal
Siempre que hago pizza me viene a la cabeza Fanny. No lo puedo evitar. Mientras que en mi casa (cuando aún vivía con mis padres) quien quería pizza se la hacía disponiendo los ingredientes que más le apetecían sobre una base congelada (siempre a mano en la parte superior de la nevera), pintada con tomate y trozos sueltos de queso, en casa de mi amiga Fanny, argentina hasta la médula, se zampaban unas pizzas espectaculares (de grandes y de buenas), hechas con masa casera, que ya quisieran los mejores italianos… (o eso al menos me parecía a mí).
Ensalada tártara
Comíamos solos mi marido y yo… En un «¿Qué hacéis hoy para comer?» colado por la retaguardia despistada de un domingo perezoso que invitaba a no salir de casa, ir un poco a tu bola y descansar, me sorprendió un inesperado: «Ah, genial! Pues comemos juntos!!» de mi hermana, al que se añadió mi padre, mi suegra y mi sobrina… Al final, donde íbamos a ser dos, comíamos 6.